La comunidad LGBTQ+ en México sigue enfrentando serios problemas de violencia y discriminación. Aunque se han logrado avances importantes en la protección de derechos, los crímenes de odio y la exclusión siguen siendo una realidad. En los últimos dos años, han surgido nuevas políticas para enfrentar esta situación, pero ¿realmente han cambiado las cosas?
Según datos recientes, hasta octubre de 2024 se registraron al menos 141 casos de violencia contra personas LGBTQ+, lo que representa un aumento en comparación con años anteriores. La violencia sigue afectando de manera desproporcionada a las mujeres trans, quienes enfrentan altos niveles de agresión y discriminación en diferentes espacios. Sin embargo, esta no es una lucha en solitario: cada vez más organizaciones y activistas están alzando la voz para exigir justicia.
Uno de los mayores avances en materia de protección ha sido la aprobación de la ley que tipifica el transfeminicidio como delito en la Ciudad de México. Esta medida, impulsada en julio de 2024, establece penas de hasta 70 años de prisión para quienes cometan crímenes de odio contra mujeres trans. Este es un paso importante para el reconocimiento de la violencia de género en todas sus formas y un avance en la búsqueda de justicia.
El gobierno también ha trabajado en la promoción de políticas laborales inclusivas. La Norma Mexicana de Igualdad Laboral y No Discriminación ha servido para visibilizar y reducir la discriminación en los espacios de trabajo, garantizando condiciones más equitativas para la comunidad LGBTQ+. Además, se ha reconocido públicamente la gravedad de los crímenes de odio por orientación sexual e identidad de género, algo que antes pasaba desapercibido.

A pesar de estos avances, la lucha no ha terminado. La violencia y la discriminación siguen presentes en el día a día de muchas personas LGBTQ+ en México. Es fundamental que la comunidad permanezca unida, informada y exigiendo que estas políticas se implementen de manera efectiva. La seguridad y el respeto por los derechos humanos no deben ser privilegios, sino garantías para todas las personas, sin importar su identidad o su orientación.
El camino hacia la igualdad y el respeto es largo, pero cada paso cuenta. Mantente al tanto de los cambios, alza la voz cuando sea necesario y sigue luchando por un México donde ser LGBTQ+ no sea sinónimo de miedo, sino de orgullo y libertad.