En pleno siglo XXI aún es una vergüenza ser pasivo y no solo por el mundo heterosexual, sino también por la propia comunidad LGBTQ+.Y a todo esto, ¿Estaremos cada vez más cerca de romper este tabú y esas masculinidades frágiles?
Pero, esta realidad puede ser muy diferente a lo que te imaginas, si nos adentramos a las ventajas de ser pasivo, encontraremos un superpoder, ¡Te lo cuento!
Un hombre con un buen atributo trasero puede cautivar a otro, haciéndolo adicto a su durazno y aceptar los requerimientos de su nombrado “hombre pasivo”.
También puede generar un control sobre el activo simplemente por el hecho de tener un durazno bien formado, limpio y aseado.
En algunas ocasiones, al recurrir a esta parte femenina y por una cuestión de roles que sin pensarlo se asignan, el pasivo tiene el agrado de ser invitado… pero ojo, esto no siempre sucede.

El PUNTO es que no se trata solo de sacarle provecho, se trata de un placer sexual, en el que dos cuerpos se conectan y disfrutan, es importante la satisfacción de ambos, pues son un complemento.
Y bueno, regresando al pasivo, no todo es color de rosa, ya que tiene algunas responsabilidades, por usar esta parte que solo está diseñada para sacar cosas, pero no para meterlas.
Necesita siempre estar listo y preparado… ¡Ya sabes!, contar con un aseo excelente para evitar accidentes.
Además, requiere soportar la fuerza que muchas veces imprimen al penetrar, lo que podría desgarrar esta parte tan sensible, generar fisuras, hemorroides o mayor riesgo de contraer una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS).

El hombre pasivo debe ser muy cuidadoso y realizarse varias lavativas para estar listo, y si eres un pasivo ya por naturaleza, que no ensucia, se mantiene dilatado y es aguantador, siempre requerirás hacer una supervisión exhaustiva para no pasar un mal rato.
Así que, hombre pasivo, no te avergüences, disfruta tu sexualidad y usa tu poder, solo no olvides protegerte, tu vida es lo más importante.
¡Usa condón y PUNTO!