Entre pancartas, besos y glitter, también hay ansiedad, soledad y miedo. El orgullo es alegría, pero también un acto de sobrevivencia emocional/
La foto sale perfecta: bandera ondeando, sonrisa amplia, mirada brillante. El pie de foto dice “¡Feliz Pride!” y tú pareces radiante. Pero nadie ve que esa mañana lloraste. Que te debatiste entre ir o quedarte en casa. Que la marcha te ilusiona… y también te da miedo.
Porque el Orgullo es alegría, pero también es lucha interna. Y muchas veces, la batalla más dura no es contra el odio allá afuera, sino contra las voces dentro de tu cabeza que te dicen que no eres suficiente, que no mereces amor, que estás solx.
El brillo no siempre refleja lo que duele
La comunidad LGBTQ+ tiene altos índices de ansiedad, depresión y pensamientos suicidas. ¿Sabes por qué? Porque crecimos ocultándonos. Porque vivimos con miedo al rechazo. Porque salir del clóset no es una sola vez: es todos los días, con cada persona nueva, en cada espacio nuevo.
Y porque sí, estar orgullosx también cansa.
Te aplauden por ser valiente, pero nadie pregunta si estás bien. Si dormiste. Si comiste. Si te diste un descanso del activismo emocional.

Testimonio detrás del arcoíris:
“El día del Pride posteé una selfie con mi bandera. Todos comentaron ‘¡qué valiente!’, ‘¡qué libre!’. Nadie sabía que el día anterior había tenido un ataque de ansiedad porque mi papá me dejó de hablar cuando se enteró. Marché con el corazón partido… pero marché.”
—Renata, 23 años, Puebla
¿Y si no tienes ganas de celebrar?
También se vale no ir. También se vale no pintarte la cara, ni hacer stories, ni gritar. El Orgullo no se mide en decibeles. Se puede vivir en silencio, con pausas, con lágrimas, con terapia, con chocolate caliente y un abrazo de tu mejor amigue.
La salud mental es también un derecho queer. Y pedir ayuda no te hace menos valiente. Te hace humanx.
Tómate ese respiro. Apaga el celular si necesitas. Llora si es necesario. Y si no puedes solo, no lo hagas solx.
Lo que puedes hacer por ti (y por otrxs):
- Habla. Con unx amigx, terapeuta, foro seguro. No te calles lo que te está comiendo por dentro.
- Cuida tu cuerpo. Dormir, comer, respirar. Parece básico, pero es vital.
- No te compares. Tu proceso es tuyo. No necesitas marchar en capa para ser válidx.
- Acompaña sin invadir. Si ves a alguien apagado en medio del glitter, acércate con empatía, no con juicio.

El punto es…
El orgullo no siempre grita. A veces susurra “estoy intentando estar bien” y eso también es heroico.
Entre la euforia colectiva, muchas personas están sosteniéndose con hilos invisibles. Así que este junio, abracemos más allá de la foto. Miremos a los ojos. Preguntemos: “¿cómo estás, de verdad?”. Porque si el orgullo no incluye cuidar el alma, entonces nos falta algo.
¿Tú también has vivido el orgullo con emociones encontradas?
Cuéntanos tu historia escribiendo a puntolgbtq@gmail.com o usa el hashtag #OrgulloSinFiltro.
Porque hablar también es sanar