Punto L

Amar a otra mujer también es un acto de rebeldía

El amor entre mujeres ha sido invisibilizado, silenciado o fetichizado. Pero ahí sigue: libre, tierno y poderoso. Porque amar sin miedo también es revolucionar el mundo.


Amar a otra mujer también es un acto de rebeldía

Sí, nos amamos. Nos tomamos de la mano. Nos damos besos en la calle (a veces con miedo). Nos reímos, peleamos por tonterías, hacemos playlist para decir lo que no podemos con palabras.

Pero que nadie lo olvide: nuestro amor no ha sido fácil. Ha sido juzgado, escondido, negado, y muchas veces convertido en algo que solo existe “si es para excitar a un hombre”.

Nosotras lo sabemos: amar a otra mujer no solo es amor… es resistencia.

Dos mujeres que se aman: lo que el mundo no quiere ver

Cuando una mujer ama a otra, desafía todos los mandatos.
 Rompe el guion de la princesa que espera a su príncipe.
 Rompe con el “ser para otros” y se elige a sí misma y a otra igual.
 Y eso, querida lectora, es profundamente subversivo.

Porque nos enseñaron a competir entre nosotras, a desconfiar, a depender de la validación masculina. Y nosotras aquí: construyendo redes, hogares, familia, deseo y ternura… lejos de esa mirada.

Testimonio de amor (con besos y valentía):

“La primera vez que salí con ella y la tomé de la mano en público, una señora nos gritó ‘¡eso está mal!’ y yo sentí que el piso se me abría. Pero ella me apretó la mano más fuerte. No dijo nada. Solo me sostuvo. Y ese día entendí que amar a otra mujer también es aprender a resistir juntas.”
 —Sara, 34 años, CDMX

No, no somos amigas “muy cercanas”

Estamos cansadas de que nos llamen “compañeras de cuarto”, de que en la familia se hagan lxs que no ven.
 De que nos pregunten “¿quién es el hombre de la relación?”.
 De que el amor entre mujeres solo se valide si es deseable para otros.

Queremos amar sin explicación.
 Sin nota al pie.
 Sin manual para no incomodar.

¿Por qué este amor también es orgullo?

  1. Porque es visible en un mundo que quiere hacerlo invisible.

  2. Porque desafía lo que nos dijeron que debíamos ser.

  3. Porque no espera validación, pero merece reconocimiento.

  4. Porque se construye entre dos que aprendieron a vivir con miedo… y a elegir el amor, igual.

El punto es…

El amor entre mujeres no necesita permiso, necesita espacio.

Y si ves a dos mujeres besándose, no es una “moda” ni “provocación”. Es historia. Es política. Es supervivencia. Y sí, también es ternura. Porque la ternura entre mujeres es una forma de revolución que el mundo aún no ha logrado comprender.


¿Tienes una historia de amor entre mujeres? ¿Te atreves a contarla?
 Escríbenos a puntolgbtq@gmail.com o súmate con el hashtag #AmorEntreMujeres.
 Porque nuestro amor también merece ser contado, y con orgullo.